La sociedad busca héroes
Vamos a un gran ejemplo: Luis Pasteur o Louis Pasteur, como quieran llamarlo, logró encontrar la manera, mediante un determinado proceso térmico aplicado a líquidos alimenticios, de bajar el nivel de agentes patógenos que los mismos pudieran contener. Así pues, mediante su afán de aportar algo que diera mayor calidad de vida al ser humano, la leche, el alimento por excelencia, se convirtió en una aliada incondicional de la nutrición mundial.
El alcohol estaba consumiendo literalmente la existencia de un hombre llamado William Griffith Wilson (1895 – 1971), que marchaba de ruina en ruina. Pues bien, él cayó en la cuenta de que hablar con los ebrios callejeros, contarles que su adicción los estaba arrastrando a un abismo no solo a ellos, sino además a sus familiares, obraba en su interior como una terapia. Y fue así, tratando de ayudar a los demás, como acabó ayudándose a sí mismo. El caso es que se convirtió en co-fundador de A. A. (Alcohólicos Anónimos ), que hasta la fecha, en nuestra sociedad, y en el resto del mundo, es de gran esperanza y motivación para quienes viven presas del alcoholismo.
William Griffith Wilson fue un héroe con todas las letras. Iluminado por la sabiduría que llega al hombre después de tantas tribulaciones y de muchos sufrimientos, hizo llegar a la humanidad estas oraciones elementales que para muchos individuos son de gran fortalecimiento: “Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia”.
Si se toma como referencia a William Griffith Wilson, es posible suponer que una persona que sufre puede ser alguien que aporte, por qué no, en un momento dado, un testimonio de enorme valor para la sociedad.
De hecho, los grandes aportes fueron y son el resultado de abundante esfuerzo, y constancia ejemplar, y entrega total a una causa o a un propósito determinado.
Nuestra sociedad necesita urgentemente gente que dé a su entorno ideas y planes que puedan fortalecerla.
De más están los charlatanes, pues ellos son un permanente fastidio para el espíritu.
De más, muy de más, demasiado de más están aquellas personas que incitan a la violencia, pues la violencia nunca fue, es, ni será camino que pueda llevar a ninguna parte a un pueblo, salvo a su propia perdición.
Nuestro país necesita referentes.
Hoy nuestra sociedad busca héroes.
Hay mucha frivolidad, mucha tontería y estupidez por ahí, en el decir y actuar de gente famosa. Y ese “estilo de vida” crea burbujas así como grandes huecos en las mentes de los jóvenes.
Nuestro pueblo precisa gente con voluntad, que pueda llegar hasta los hogares o asilos de ancianos donde ellos pasan sus días en blanco.
¿Sabe alguno lo que es rumiar, acostado sobre un lecho, la soledad? ¿Lo sabe, por si acaso?
Un valiente por día pide el país. Y clama por hombres de fe que tengan palabras de amor y de redención para tantas personas que se encuentran prisioneras dentro de los malos hábitos y de la desorientación.
Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
25 de Julio de 2011
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