AUSTERIDAD, EL SELLO DE MUJICA
(Montevideo, Uruguay)
Este hecho histórico culmina su larga transición entre la opción armada y la lucha por los mismos ideales en el marco de la legalidad.
En esas cuatro décadas, Mujica estuvo en cautiverio y cayó preso por 14 años durante la dictadura en condiciones infrahumanas (llegó a hacerse amigo de las ratas para no volverse loco, según contó).
Al ser liberado, tras el retorno de la democracia en Uruguay, renunció a las armas e ingresó al sistema político, primero como diputado y luego como senador.
Como parlamentario y luego como ministro durante la presidencia de Tabaré Vázquez – el primer mandatario de izquierda del país – Mujica cosechó elogios y críticas.
Lo mismo ocurrió durante su campaña electoral para la Presidencia, que ganó en una segunda vuelta en noviembre de 2009.
Con la sombra de su pasado y su estilo directo y espontáneo, tendió a polarizar la opinión de los uruguayos.
Están aquellos que ven su espontaneidad como una señal de honestidad, virtud que le falta a los políticos. Otros, no obstante, lo ven como imprudente y contradictorio. "Como te digo una cosa, te digo la otra", fue la frase que la oposición acuñó para describirlo durante la campaña electoral. También se lo criticó por su pasado guerrillero, en el que tuvo que tomar decisiones que costaron vidas humanas.
Más allá de los elogios y las críticas, lo cierto es que en la larga transición que hizo entre la guerrilla armada y la banda presidencial, no dejó de cultivar un inconfundible estilo sencillo y austero, que lo hizo sobresalir entre otros líderes políticos y que hoy será el buque de insignia de su nuevo gobierno, el segundo de izquierda en Uruguay.
“Cuando sea gobierno, la austeridad será cuidar los recursos públicos, los impuestos que paga la gente, y ser avaro en la forma que se gastan porque ya ni siquiera son recursos nuestros, son recursos de la sociedad”, dijo el presidente electo a periodistas extranjeros en una conferencia de prensa de la que participó voanoticias.com.
Esa austeridad ya la puso en práctica en los meses previos a asumir su cargo: está dispuesto a donar el 87 por ciento de su sueldo (que es de unos $ 12.500 dólares) a causas sociales, impulsó la creación de topes salariales para los políticos de su agrupación, y seguirá viviendo en la granja que comparte con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, en un barrio popular de Montevideo.
Por otra parte, también le dio garantías a los empresarios nacionales y extranjeros de que mantendrá una política económica abierta y pragmática, y que su objetivo es “repartir un poco mejor”, sin dejar de atraer inversiones que sean beneficiosas para el país y sin aumentarle la carga impositiva a las empresas.
"No sólo vengan a invertir, vengan a vivir a Uruguay", dijo Mujica, ante los casi 1.500 empresarios nacionales y extranjeros que asistieron a una conferencia realizada a principios de febrero en el Hotel Conrad de Punta del Este.
Ahuyentados los miedos de que no le daría continuidad al gobierno moderado de izquierda de Tabaré Vázquez, Mujica logró posicionarse un poco más al centro sin perder su sello de hombre popular y campechano.
La noche que ganó las elecciones, el nuevo presidente electo le agradeció a los uruguayos que hayan logrado “vencer los estereotipos”.
El domingo pasado, cuando voanoticias.com le consultó a qué se refería, Mujica hizo una reflexión sobre su pasado guerrillero y lo que aprendió con los años.
“Aquella vieja novia tenía una parte conmovedora que sigue conmoviendo, el afán del hombre de construir un mundo mejor, donde el egoísmo no pueda superar a la solidaridad. Pero tenía una parte de utopía que era ucronismo (sic). Los hechos son porfiados y nos mostraron un montón de cosas que vinieron”, dijo.
Mujica aclaró que sigue siendo “socialista”. “Mi sueño es que el hombre tenga recursos para construir sociedades mucho menos egoístas”, aseguró. Pero ahora no puede ver “al socialismo peleado con las responsabilidades, y creo que eso es lo que mi generación subestimó”.
Los uruguayos, dijo, supieron ver su transición. "Los hombres, que somos conservadores, solemos quedarnos con fotos y nos cuesta ver la película completa, pero mis compatriotas no se quedaron con el estereotipo del guerrillero, aunque somos tangueros y nostalgiosos".
Cortesía http://www.voanoticias.com/
Enviado por RazonEs de Ser
No hay comentarios:
Publicar un comentario